jueves, 1 de octubre de 2009

¡¡ FERIA PARA MAYORES DE 50 !!

¡Cuan distinta se ve la feria según el cristal con que se mira!
El otro día se publicaba una nota de alguien que conozco al que parece que todo le sale mal, ¡pobretico! (como decia mi abuela), voy a tener que prescindir de su amistad, pues últimamente me está contagiando su amargura, y eso me hace ponerme de mal humor. ¡Allá él con su problema!..... Pero bueno, meditando, creo que mi deber está en intentar ayudarle.
Pero este no es el momento. Hoy voy a reflexionar sobre la feria para los que ya no somos “juventud alocada”, sino que tenemos la juventud “acumulada”.
Como tuve que trabajar durante el día, no me quedó mas remedio que programar la tarde. Y que mejor que ir a ver al gran Marcelo Góngora y la orquesta: Tiempo
Hay que ir para poder experimentar el placer de escuchar esa voz y esa música, hay que estar presente para valorar ese espectáculo, porque fue un: “Verdadero Espectáculo” (con mayúsculas), mi más sincera enhorabuena a tan magistrales artistas, incluidas la escenografia, luminotecnia, sonido, etc., etc.
Después de tan regocijante, espectacular y emotivo acto, esta pareja de más de 50 años, con el corazón henchido de felicidad (olvidando los “pensares” y “procederes” de alguien que conozco desde hace muchos años), decidimos irnos a la feria, nos enteramos de que había llovido muy mucho durante nuestra sublime estancia en el auditorio del Hospital de Santiago, pero como al salir dejó de hacerlo, y en posesión de sendos paraguas nos atrevimos a terminar la noche como nos merecemos los no todavía jóvenes, y además sin otra compañía que la mutua, (mejor y suficiente que cualquier otra)
El ferial, como nos gusta: tranquilo, sin agobios, sin “angalicos” (palabra que bien define Manolo Madrid en su blog), con pocos carruseles activos, con altavoces bajos de decibelios, sin aguardar colas en las taquillas de las casetas, con varias mesas a nuestra disposición, donde puedes charlar amigablemente con los taquilleros de turno, etc. etc.
Así nos fue, nos paramos en la caseta de la Columna, después de charlar con el amigo Felipe y con Rafa, y bien aconsejados, alegramos nuestro estomago con unos “gambones” de alta calidad, calentitos por añadidura. Así como de unos crujientes y exquisitos trozos de cachos de fragmentos de porciones de “careta”. Todo en un ambiente distendido, agradable, silencioso, tranquilo y reposado, repitiendo de vez en cuando la ingestión (por mi parte) de la rubia cerveza, o como dice mi buen amigo Pema: "El jugo fresquito de la cebada"
Ya entrada la media noche, cuando las casetas que a ello se dedican comienzan con las típicas, tópias “copas” para la juventud….. ¿Qué podían hacer un par de seres que se quieren y están constituidos en: matrimonio “de los de antes”?
Pues muy sencillo: ¡¡Comer churros!! ¿Hay algo mas tradicional, popular y típico?
Por experiencia de otros años, buscamos la caseta de “Los Torreños” y entre goces y alegría, le dimos permiso a nuestros estómagos (olvidando el colesterol, la dieta, la hernia de hiato, y un montón de achaques más), para disfrutar con unos apetitosos, y crujientes churros mojados en un calentito y espeso chocolate. Una visita rápida a la caseta municipal, por si se terciaba un baile (para ayudar a la pesada digestión), pero no, preferimos andar, ¡otra vez será!
Ufffff….. ¡¡Viva la feria de los mayores!!
Ya en casa y en nuestro nido, en el ala derecha de nuestro hogar, con la soledad, tranquilidad, sosiego y paz adquiridas, solo nos faltaba: “rematar la faena”……. pero hasta aquí puedo escribir,….que todo no se puede contar, jejeje…..
......¿continuará?

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