miércoles, 25 de noviembre de 2009

SER LO QUE SOY (Aceptar: ser como soy, con resignación salesiana)

Hay tantos caracteres distintos, como distintas personas habitamos en el mundo. No todos somos como “queremos” ser, y no todos somos lo que “parecemos” ser.
No entran en esta reflexión mía aquellos que SE CONFORMAN con ser como son (sean como sean).
Yo cuestiono sobre aquellos que “son como quieren ser” y sobre los que “no son como quieren ser”. A los primeros, mis respetos, mi admiración y ¡como no! mi sana envidia, ¡no tienen porque preocuparse!
Si existen, me gustaría conocerles.
Sobre los segundos, en los que me incluyo (me dice alguien que conozco muy bien y que se sincera conmigo), es por lo que, a petición mía, se atreve a reflexionarlo conmigo, pues se que me admira y me respeta.
¡Gracias amigo!, esto va a ser una: REFLEXION TUYA MUY PERSONAL
Y me habló en estos términos:


Toda mi vida estuve queriendo ser como quería ser, pues seguía sin “querer” ser como era, no podía “aceptar” ser lo que había sido, porque “era” como no quería ser. Fue lamentable esta situación y también insostenible, son muchos años soportando ésta auto impuesta y pesada cruz. No te puedes imaginar amigo mío (me decía), el “tormento” personal que supone la “no aceptación de uno mismo”.
Es un continuo luchar, es un vivir sin vivir, es una preocupación tal sobre uno mismo, que nos olvidamos de los demás. Es un egoísmo tan absurdo que te ciega y no te deja ver lo que tienes ante ti. Y ante ti, ¡TE TIENES A TI!, y tienes (porque te envuelve): “El Amor de Dios”, tanto si “quieres como si no quieres”

Te creo; aceptas que: La respuesta, esta en ti, que la respuesta es tuya, que con solo quererlo y, asumiendo: “ser lo que eres”, ¡¡ya eres lo que quieres ser!!

Dicho de otro modo: ACEPTANDO SER QUIEN SOY, SOY LO QUE QUIERO SER.
Si alguno de tus lectores, se encuentra en esta dilación, cosa que no deseo, me atrevo a darle una receta infalible, con solo DOS INGREDIENTES:
La FE y la ESPERANZA, Fe en que lo puedes conseguir POR TI MISMO, y Esperanza en la intervención de nuestra madre: MARIA AUXILIADORA.
Es ELLA la única que te puede ayudar. Confía y espera en tu mediadora, tu intercesora, intenta amarla como Ella te ama, y verás que FACIL te resulta SER QUIEN QUIERES SER.
Piensa que: “María fue lo que Dios quiso que fuera”, piensa que María aceptó ser como Dios quiso que fuese. Piensa que Dios nos quiere como somos, piensa que El nos “acepta” tal cual somos, pues nos hizo libres. No podemos y no debemos contradecirle. ¿Se puede ser mejor de lo que “eres”, si “eres” lo que Dios quiere que seas?

Si, todo esto está muy bien, me alegro y por supuesto respeto tus creencias sobre todo porque son las que te han llevado al convencimiento de aceptar tu personalidad tal cual es.
Pero piensa que no todos somos religiosos, y menos aún católicos como tu demuestras ser.

¡Naturalmente amigo mío!, ¡Elemental!, pero piensa que todo el mundo sea o no religioso siempre confía en algo o en alguien, siempre habrá un ser superior, Dios o una mano amiga que fraternalmente se ofrece para ayudarte en tus dudas y vacilaciones; y en otro plano menos afectivo, tenemos a los profesionales: psicólogos y/o psiquiatras. Aunque yo me sigo apoyando en la Fe obtenida gracias a la educación familiar convivida y religiosa recibida.
Ya en determinada edad (te lo digo dada mi recién estrenada juventud), no podemos ni debemos dudar de nuestro “conocimiento y aceptación de la propia personalidad”

Termino este relato de mi joven y apreciado amigo, que como siempre se sincera conmigo, y me considera como su hermano mayor, casi como su confesor.
He podido verificar que tiene momentos de grave vacilación sobre su personalidad, que “quisiera ser lo que no es”, y que no siempre acepta “ser como es”.
Sin embargo, me alegra ver que tras nuestros encuentros íntimos y llenos de franqueza, veo como sigue mis consejos y me confiesa reconocer que a poco que lo intenta, al final consigue: “Ser, y querer ser, como es, y que es, lo que tiene que ser”


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