El día 18 de Enero a las 11:30 de la mañana ya está todo lo anunciado con anterioridad, preparado, todo a punto para el comienzo del Primer Acto Eucarístico-Cofradiero que denominamos: La solemne fiesta principal.
Hoy, correspondiente a Nuestro Padre Jesús Nazareno, llamado de las aguas. Primer pistoletazo de salida a las demás fiestas principales.
No importa el templo donde se celebre, ni el espacio que tenga dicho templo, ni si ese día hace frío o calor, ni la hora en que se celebre para que siempre esté el templo “repleto” de fieles…. ¿de Fieles?
Si, sea como sea, por ahora estas fiestas gozan de una gran “afluencia” de público….. ¿de público?
Tendríamos que hacer un examen de conciencia todos los que allí estuvimos, tendríamos que meditar sobre nuestra presencia física, porque a veces dudo de una “verdadera asistencia y comunión” en el solemne acto.
Se trata de la “Fiesta de Jesús”, en Úbeda eso supone que la mayoría de los asistentes, sobre todo algunos de sus sectores, pertenecen a la alta sociedad, a la burguesía, al abolengo, y claro esta, eso obliga a ir ataviados con los mejores trajes, abrigos de pieles y luciendo las mas brillantes joyas, para destacar en semejante Acto Social.
¿Y como no perderse dicho acto?, ¿Como estar presente para que todos me vean lo buen católico y mejor nazareno que soy?. Pues muy sencillo: Poniéndome a la vista de todos, y si no puedo ir a primera hora, pues hago por donde mandar a alguien que me “guarde” el sitio. Que “reserve” un aposento para mi, que por causas, seguro que no justificadas, no puedo estar allí a primera hora; además de que yo no tengo porque esperar a que comience la ceremonia pudiendo ir después, ya que tengo “pillado” un buen sitio, para ver mi obra de teatro o película favorita.
Si, así es como se comportan algunos-as en estos acontecimientos, y este día 18 de Enero de 2008, el que suscribe fue participe de uno de estos actos tan llenos de superioridad, soberbia, y protagonismo. Un acto tan exento de humildad, ética, civismo y amor fraterno que es lo que debe reinar en una actividad de hermandad.
Desde que llegué, pude observar actos de esta índole localizados en diversos bancos de la iglesia y en sillas que se añadieron para que todo el mundo pudiera sentarse.
Voy a referirme solo al sitio contiguo a donde yo estaba, que estuve toda la ceremonia de pie, junto a una columna del Templo de San Pablo.
Había un matrimonio de mediana edad con una niña, supongo su nieta, que entre los tres ocupaban mas de medio banco de la iglesia, (el otro medio estaba ocupado por otro matrimonio de avanzada edad y un tanto estrechos).
Como digo ocupaban ese banco y una silla junto al mismo (suficiente para dos o tres personas más), La niña, no paraba de moverme a lo largo y ancho del banco, abriendo y cerrando las piernas para demostrar que necesitaba un gran espacio vital entre sus abuelos equidistantes de ella unos cuantos palmos, además de la silla que estaba vacía.
Está mal, que esto ocurra al principio de la sesión eucarística, peor que siga ocurriendo en el intermedio de dicha función, pero lo que es de “juzgado de guardia” es que casi al final de la película, aún no se hubieran ocupado esos asientos, debidamente “reservados” para, supongo, por si se encontraban con algún conocido y “quedar bien” ofreciéndoselos, porque sería de excomunión que estuviesen reservados para alguien que “pasaba” de presenciar este evento, prefiriendo quedarse en casa tan calentito.
Bueno, pues ya bien avanzada la representación a la que este matrimonio había venido, el señor, ve a una señora de muy avanzada edad que estaba de pie, y con siseos y señales que distraían a los cercanos, pretendía llamar su atención, para ofrecerle un sitio. No se levantaba, supongo, por si alguien en un descuido le quitaba el sitio, y por ser un “caballero” perdiera su lugar privilegiado de ver y ser visto en una de las “Funciones” mejor vistas por su importancia en el mundo cofrade.
Al final, la señora mayor se dio cuenta del ofrecimiento y vino a sentarse, pero lo quiso hacer en el banco, ya que había sitio de sobra. Pero no, no era esa la intención del amable señor, debió sentarse en la silla, evitando así perder la comodidad espaciosa disfrutada por el matrimonio y su niña.
Bueno, ya me he desahogado un poco, tenia esa espinilla clavada y hoy que estoy cómodo en mi sillón, me ha dado por escribir para narrar lo que muy cerca de mi ocurría, y yo me quedé con las ganas de descansar mis piernas, que por desgracia no se llevan bien con la circulación sanguínea obligándome a llevar medias ortopédicas desde hace muchos años.
Por otro lado y para no ser solo critico con los demás, hago una autocrítica sincera y confieso, antes que lo digan mis lectores, que debido a estar pendiente de estos acontecimiento, quizás no estuve atento a lo que allí estaba aconteciendo, que no fue ni mas ni menos que la celebración de la Sagrada Eucaristía, revestida de toda la solemnidad que requiere una fiesta de esta categoría y que la Cofradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno sabe hacer y dotarla de la grandeza merecida gracias a la labor de sus hermanos cofrades.
Hoy, correspondiente a Nuestro Padre Jesús Nazareno, llamado de las aguas. Primer pistoletazo de salida a las demás fiestas principales.
No importa el templo donde se celebre, ni el espacio que tenga dicho templo, ni si ese día hace frío o calor, ni la hora en que se celebre para que siempre esté el templo “repleto” de fieles…. ¿de Fieles?
Si, sea como sea, por ahora estas fiestas gozan de una gran “afluencia” de público….. ¿de público?
Tendríamos que hacer un examen de conciencia todos los que allí estuvimos, tendríamos que meditar sobre nuestra presencia física, porque a veces dudo de una “verdadera asistencia y comunión” en el solemne acto.
Se trata de la “Fiesta de Jesús”, en Úbeda eso supone que la mayoría de los asistentes, sobre todo algunos de sus sectores, pertenecen a la alta sociedad, a la burguesía, al abolengo, y claro esta, eso obliga a ir ataviados con los mejores trajes, abrigos de pieles y luciendo las mas brillantes joyas, para destacar en semejante Acto Social.
¿Y como no perderse dicho acto?, ¿Como estar presente para que todos me vean lo buen católico y mejor nazareno que soy?. Pues muy sencillo: Poniéndome a la vista de todos, y si no puedo ir a primera hora, pues hago por donde mandar a alguien que me “guarde” el sitio. Que “reserve” un aposento para mi, que por causas, seguro que no justificadas, no puedo estar allí a primera hora; además de que yo no tengo porque esperar a que comience la ceremonia pudiendo ir después, ya que tengo “pillado” un buen sitio, para ver mi obra de teatro o película favorita.
Si, así es como se comportan algunos-as en estos acontecimientos, y este día 18 de Enero de 2008, el que suscribe fue participe de uno de estos actos tan llenos de superioridad, soberbia, y protagonismo. Un acto tan exento de humildad, ética, civismo y amor fraterno que es lo que debe reinar en una actividad de hermandad.
Desde que llegué, pude observar actos de esta índole localizados en diversos bancos de la iglesia y en sillas que se añadieron para que todo el mundo pudiera sentarse.
Voy a referirme solo al sitio contiguo a donde yo estaba, que estuve toda la ceremonia de pie, junto a una columna del Templo de San Pablo.
Había un matrimonio de mediana edad con una niña, supongo su nieta, que entre los tres ocupaban mas de medio banco de la iglesia, (el otro medio estaba ocupado por otro matrimonio de avanzada edad y un tanto estrechos).
Como digo ocupaban ese banco y una silla junto al mismo (suficiente para dos o tres personas más), La niña, no paraba de moverme a lo largo y ancho del banco, abriendo y cerrando las piernas para demostrar que necesitaba un gran espacio vital entre sus abuelos equidistantes de ella unos cuantos palmos, además de la silla que estaba vacía.
Está mal, que esto ocurra al principio de la sesión eucarística, peor que siga ocurriendo en el intermedio de dicha función, pero lo que es de “juzgado de guardia” es que casi al final de la película, aún no se hubieran ocupado esos asientos, debidamente “reservados” para, supongo, por si se encontraban con algún conocido y “quedar bien” ofreciéndoselos, porque sería de excomunión que estuviesen reservados para alguien que “pasaba” de presenciar este evento, prefiriendo quedarse en casa tan calentito.
Bueno, pues ya bien avanzada la representación a la que este matrimonio había venido, el señor, ve a una señora de muy avanzada edad que estaba de pie, y con siseos y señales que distraían a los cercanos, pretendía llamar su atención, para ofrecerle un sitio. No se levantaba, supongo, por si alguien en un descuido le quitaba el sitio, y por ser un “caballero” perdiera su lugar privilegiado de ver y ser visto en una de las “Funciones” mejor vistas por su importancia en el mundo cofrade.
Al final, la señora mayor se dio cuenta del ofrecimiento y vino a sentarse, pero lo quiso hacer en el banco, ya que había sitio de sobra. Pero no, no era esa la intención del amable señor, debió sentarse en la silla, evitando así perder la comodidad espaciosa disfrutada por el matrimonio y su niña.
Bueno, ya me he desahogado un poco, tenia esa espinilla clavada y hoy que estoy cómodo en mi sillón, me ha dado por escribir para narrar lo que muy cerca de mi ocurría, y yo me quedé con las ganas de descansar mis piernas, que por desgracia no se llevan bien con la circulación sanguínea obligándome a llevar medias ortopédicas desde hace muchos años.
Por otro lado y para no ser solo critico con los demás, hago una autocrítica sincera y confieso, antes que lo digan mis lectores, que debido a estar pendiente de estos acontecimiento, quizás no estuve atento a lo que allí estaba aconteciendo, que no fue ni mas ni menos que la celebración de la Sagrada Eucaristía, revestida de toda la solemnidad que requiere una fiesta de esta categoría y que la Cofradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno sabe hacer y dotarla de la grandeza merecida gracias a la labor de sus hermanos cofrades.