domingo, 23 de enero de 2011

ANSIEDAD

Alicia, mujer madura, sentimental y desafortunada vivía como tantas otras: en el anonimato. No era conocida, menos aún: popular, no se sentía querida, menos aún: amada, salvo por sus familiares y escasas amistades.

Toda su vida pensando en cambiar, anhelando ser feliz, envidiando a quienes lo eran, reprochándose continuamente la falta de confianza en si misma, y desprovista totalmente de autoestima y de amor propio.

De repente un día, y ante cierto consejo recibido, decide dar un cambio a su vida. Se forja un plan de actuación y lo pone en marcha. Decide abrirse a sus escasos amigos y compartir con ellos: experiencias, conocimientos, aptitudes y actividades, dejándose llevar por sus consejos y actual vida social, que tanto envidiaba.

Es muy bien acogida en este círculo de amistad, se le recibe con satisfacción agradeciendo alegremente su presencia, así como su disponibilidad, con lo que Alicia se siente feliz, muy feliz, ilusionada muy ilusionada y con ganas de hacerse acreedora del aprecio y el cariño que tanto ha añorado durante toda su vida y que gracias al consejo recibido, parecía que estaba a las puertas de conseguirlo.

El primer día conversó con sus amigos, les contó sus deseos, aspiraciones y proyectos, todo ello en reciprocidad de cuanto los demás hacían con y por ella.

Fueron pasando los días y Alicia, cada vez mas complacida y eufórica observaba como su círculo de amigos aumentaba debido a que le iban presentando a otras amistades que eran los amigos de sus amigos, los cuales también la recibieron con los brazos abiertos.

Como consecuencia de estas relaciones amistosas, había surgiendo una persona especial para ella. Alicia estaba relacionándose con un amigo que destacaba del resto de ellos, pues se le veía unas intenciones mas especificas hacia ella. Se había “insinuado” en un par de veces y Alicia sospechaba que le estaba “tirando los tejos”.

Y así fue, no paso mucho tiempo cuando Alicia se encontró con la responsabilidad de alimentar o rechazar la consecuencia que se derivaría de su decisión de aceptar un compromiso de pareja sentimental, y no lo dudó, era tal su felicidad por este cambio surgido en su vida, que le dio un categórico “si quiero”, consiguiendo con esta relación amorosa, aún mas amigos y amigas, pues su ya “prometido” Andrés, hombre extrovertido, elegante y de fácil palabra contaba con un gran número de amistades, y que también acogieron con entusiasmo a Alicia por recomendación de Andrés.

Ambos comenzaron por conocerse más ampliamente, intercambiaron fotos, vivencias, aficiones, datos, gustos, juegos y preferencias, no solo entre ambos, sino entre todos los amigos y conocidos de este círculo que Alicia había conseguido aumentar más y más, gracias a su decisión de cambiar de vida y ser feliz por fin y a toda costa.

De repente sin esperarlo, ni por supuesto desearlo, todo se viene abajo, todo se pierde y desaparece. Alicia se queda sin amigos, sin prometido, sin fotos, sin convivencias, sin entusiasmo, sin felicidad, pero sobre todo… ¡¡Alicia se queda sin INTIMIDAD!!

Acaba de perderlo todo a consecuencia de un virus informático que ha destrozado su disco duro y todas sus claves y apodo utilizados en una vida irreal y ficticia, pues solo era una “vida cibernética”, consiguiendo desterrar a Alicia de ese país de las Maravillas en el que había entrado y vivido, pero sin conocer ni poder comprobar la “autenticidad” de Andrés ni la de sus amigos, que tanto él como los suyos y los amigos de éstos últimos, habían engrosado sus agendas con los datos “reales” facilitados por ella y lo que es peor: dejando por su incauta sinceridad, todo un rastro personal al mundo entero.