En el caso que comentamos hoy, como en muchos otros, han pagado tanto los justos como los pecadores.
Y por desgracia, suele ser así casi siempre. No son justas las desgracias humanas, pero sobre todo: Son injustas las desgracias humanas "evitables". Injusto es por tanto: “Que paguen justos por pecadores”.
El terrible accidente de la madrugada de ayer, en la provincia de Badajoz, en el que han fallecido SIETE personas, es uno de esos casos que, además de la consternación, el dolor y la repulsa que ocasionan no solo a las personas sensibles, sino a todo aquel que se entera del acontecimiento, es lo que hace detenernos a reflexionar sobre lo injusta que es a veces la vida en este mundo.
Siete vidas truncadas en un instante. ¿Cuándo nos vamos a concienciar de los peligros de la carretera, sobre todo agravados por la negligencia, temeridad e injustificable imprudencia humana, y juvenil en especial?
Las fiestas en general, religiosas (virgen de las Nieves, en este caso), la alegría, la convivencia, la felicidad que supone estar entre amigos, festejando algo o simplemente vivir el fin de semana divertido, ¡no tienen por qué estar motivados por el alcohol ni por la velocidad! Sin estos enemigos también se puede ser feliz. Y si somos tan insensatos de recurrir a la utilización de estos alicientes, ¿Por qué el atrevimiento suicida de conducir un vehículo para desplazarnos, metiendo en el mismo otros tres ocupantes?
“Han muerto los cuatro, a tan solo 1 kilometro de su destino”, es la frase que oímos, pero la realidad es que: “Se han matado los cuatro”. Aunque el responsable directo es el conductor, son sus amigos tan culpables como él. De haber habido alguno con la sensatez necesaria para no beber, podría haber conducido el vehículo mortal para ellos y asesino para los ocupantes del vehículo que circulaba en dirección contraria, y cuyos ocupantes son totalmente inocentes, pero que pierden la vida al mismo tiempo que los demás.
¿Hay injusticia mayor que esta?
Un matrimonio, su hijo de 14 años y un familiar que viajan juntos en un Citroën C-5 son brutalmente arrollados por un BMW que invade su legítimo carril, matando a los tres adultos, dejando gravemente herido al menor que les acompañaba y dos chicas huérfanas en casa.
Todo lo ocurrido, fue presenciado por los ocupantes de otro vehículo que les seguía y que son familiares de los del vehículo injustamente siniestrado. Imaginemos la sorpresa, asombro, indignación, desesperación e impotencia de éstos familiares que ven ante sus ojos como saltan por los aires, cayendo a más de 25 metros, hierros retorcidos y cuerpos deshechos de desconocidos y de familiares. Por este infortunado acontecimiento tuvieron que ser atendidos psicológicamente de sendos ataques de ansiedad, mientras el menor se encuentra ingresado en la UCI por varios traumatismos.
Con el dolor que me produce este luctuoso accidente, rezando por todas las víctimas, afirmando que nadie merece la muerte, y solidarizándome con el dolor de los familiares y amigos, no dejo de lanzar un grito de ¡¡Precaución!!
Parece que son insuficientes los repetitivos spots de los medios de comunicación, las enseñanzas en los centros docentes, los consejos familiares y el sentido común, porque todos los días somos castigados por este tipo de noticias.