Se han derramado ríos de tinta sobre el tema. Raro es el blog que no inserta un artículo sobre la visita del Papa.
Pero no tenemos suerte, porque las mentes mas privilegiadas, no se ponen de acuerdo en lo que ha significado este viaje del Papa, no solo eso, sino que transcienden a otros terrenos, religiosos por supuesto, y ponen en tela de juicio la relación religión-estado. Se polemitiza con la relación de sapiencia-edad del representante de Cristo en la tierra.
Ya no vemos al Papa como sucesor de San Pedro, sino como un cardenal que ha llegado a lo más alto de la jerarquía religiosa, se le juzga como intelectual más que como religioso, como humano más que como divino, como anciano más que como hombre, y sobre todo como alemán más que como romano.
Algo a tener en cuenta es que Juan Pablo II, llamado el Papa viajero por haber superado en 1995 el millón de kilómetros, en sus cinco viajes a España, acaparó toda la atención mediática. El sumo pontífice que nos ha visitado estos días, ha competido en audiencia televisiva con otros programas demostrando los españoles nuestro laicismo. Por ejemplo en la 1ª Cadena, el sábado por la mañana, la visita del Pablo obtuvo un 9,4% de cuota de pantalla, bajando al 8,2% el domingo. Por la tarde en España Directo la visita Papal obtuvo un 11,9%. Mientras otros programas como el gran premio de Brasil de fórmula uno obtenía un clamoroso 32,1% de audiencia.
Todos estos artículos y comentarios que oímos los cristianos de a pie, y cotejados con los resultados de los medios de comunicación, nos hacen, si no aprobarlo, al menos cuestionarlo, con el consiguiente deterioro de la religiosidad.
Juan Pablo II “El Grande”, como se le llamaba, será recordado como un hombre cercano al pueblo, como un verdadero mensajero. Y no olvidemos a Juan XXIII tan humano, tan religioso y tan santo.
No encontramos las analogías deseadas entre el Sumo Pontífice y el apóstol Pedro, y mucho menos semejante a Jesucristo.
Y por todo ello, algunos… ¡¡perdemos el sueño!!