domingo, 9 de mayo de 2010

LA VIRGINIDAD


Virginidad, ¡¡qué gran concepto: tan bello, tan puro, tan sublime, tan preciado, tan exigido, pero…. tan escaso!!

¿Cuántos, cuantas o qué cosas se mantienen hoy día “vírgenes”?
Quizá el aceite de oliva, ¡¡vamos digo yo!!, jejeje….

En este articulo, nos vamos a referir a la virginidad de la mujer -En el hombre podemos hablar mas bien de "castidad"-

Entiendo que la virginidad en ambos sexos, se pierde con la primera experiencia sexual, sea penetración o masturbación.

Mientras que en el hombre, esta pérdida es más psicológica, moral, emocional y/o experimental, en la mujer además de todo eso, es física porque se pierde, rompe, taladra o desplaza una pequeña membrana que protege su vagina, llamada: "himen".

Pero en los tiempos que corremos, esta actitud ética o religiosa, ha perdido bastante del valor que tuvo en tiempos pasados, hoy día apenas se da importancia a esta condición del ser humano, principalmente por la permisividad y la cada vez más temprana la edad de nuestras primeras relaciones sexuales.

Sin embargo aun existen culturas gitanas, judias y musulmanas, entre otras , dentro de cuyas etnias, razas y/o religiones, se obliga a las mujeres a mantener una autentica y verdadera castidad, orientada a ofrecer al esposo la oportunidad de ser quien le haga perder su virginidad, aunque no siempre compartida, ya el varón puede haberla perdido con anterioridad, ademas de no serle exigida.

Hoy en día, estimados lectores, todo esto está solucionado y… ¡tenían que se los japoneses! quienes brindaran la oportunidad a estas mujeres que por imprudencia, precipitación, curiosidad, vicio o AMOR, perdieron su virginidad antes de lo permitido. Estos fabricantes japoneses comercializan a través de internet el “Himen artificial” -Un artilugio para introducirlo en la vagina, el cual se rompe con la penetración, consiguiendo simular que es la “primera vez” y para darle más realismo, una vez perforado, este aparatillo expele una pequeña cantidad de liquido rojo-

De modo que gracias a los inteligentes descubridores japoneses, estas féminas sean de razas severas y exigentes u otras damas pertenecientes a sociedades más liberales, puedan tener una segunda, tercera o cuarta “virginidad”. Estos orientales líderes de la invención, se están forrando gracias a las astutas y valientes ¿doncellas? que deciden engañar a sus familias y/o parejas. ¡¡ Incautos, satisfechos y orgullos ellos !! jejeje…

Antes de este “invento” las decididas o desesperadas mujeres, lograban solucionar su “no virginidad” con la reconstrucción del himen o "himenoplastia "-una operación de 15 minutos aproximadamente que se practicaba con anestesia local-

Hoy día no hace falta pasar por el quirófano, ni siquiera por la farmacia o por el hipermercado, solo es necesario hacer el pedido por internet. Por unos 25 euros se puede conseguir un “himen artificial” y recibirlo directamente en el propio domicilio. Este artilugio, se envía debidamente empaquetado, con sus correspondientes instrucciones de uso, además después de la relación sexual, este engañoso objeto, se autodestruye dentro de la vagina –solo es necesario levarse bien dicha parte- y además no tiene contraindicaciones, ¿Qué más se puede pedir?

Resumiendo y a modo de consejo a los inocentes, recomendamos hacer una inspección ocular o táctil en la cavidad femenina, o para más eficacia, conseguir un análisis sanguíneo de esa pequeña mancha roja en las sabanas o en el apéndice protagonista del desgarro.

Aunque para ser prácticos, y coherentes, lo mejor es olvidarse del asunto y aceptar que difícilmente en estos tiempos vamos a encontrar una “virgen”, y menos aún que sea para nosotros. ¡¡Despertar incautos!!

6 comentarios:

Perikiyo dijo...

A partir de ahora, en lugar de la "prueba del pañuelo", van a tener que hacer la prueba del ADN.
Si es que lo que no inventen los japoneses...

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Este estilo de artículo desenfadado, irónico y con "mensaje" subliminar me agrada.
Está muy conseguido. ¡Enhorabuena!

Por lo demás el tema que tratas en él tendría tanto que comentar, que no es ni el momento ni el lugar.

Un abrazo y ¡no distancies tanto en el tiempo tus artículos, hombre!, que nos privas a tus seguidores de un buen rato siguiendo su lectura.

Fernando.-

Uvejota dijo...

Amigo Pedro:
Como siempre, agradezco tu asiduidad, prontitud y acierto en tus comentarios, ¡Cuánto aprender de ellos!, así como de tu blog: BARATARIA.
En mi generación, cultura, y clase social, la mayoría de los “recién casados”, teníamos ambos la certeza de nuestra “virginidad” y podríamos asegurarlo sin recurrir a ninguna prueba.
Hoy en día creo que la realidad se asemeja más a cuanto digo en mi artículo, es por ello que recomiendo leerse mi último párrafo, jejeje…

Uvejota dijo...

Amigo Fernando:
¡Cuánto me alegra que algún que otro de mis artículos te “agrade”!
Muchas gracias
No sé si lo habrás pensado, pues al comentar el tema te ha salido un pareado, jejeje…
Procuraré ser mas continúo en darte ese “buen rato” que dices, ¡gracias!, pero… ¿no serás Tú quien distancia las entradas a mi blog? –algunos carecen de tus comentarios, tus razones tendrás-
Mi blog como el de la mayoría, se “nutren” de las manifectaciones de sus lectores, a mi particularmente me gustan aunque sean de “reproche”.
Por último, amigo Fernando, ¿Por qué eso de: “anónimo dice...”? Utiliza tu perfil, que ya he visto que lo tienes creado, jejeje…
Un abrazo
v.j.

Jose Ruiz Quesada dijo...

jajaja..., muy bien amigo Vicente, por los tiempos que corren hoy esto de la virginidad parece ser un fenómeno paranormal..., en nuestros tiempos se sabía la virginidad de las damas solo con conocer a la familia....

Un abrazo José

Uvejota dijo...

Amigo José:
Jajaja… yo también me rio por la parte “graciosa” que pudiera tener este articulo.
Son demasiados los “valores” que nos han cambiado en estos tiempos, esta sociedad que parece no entender de moral, ni de ética –diría yo-
En nuestros tiempos –mejores que los actuales –diría yo- sabíamos elegir esposa –como dices tú- dentro de un seno familiar conocido. Aunque no siempre se acertaba, jejeje… también había excepciones, ¿verdad?
Un abrazo
v.j.