martes, 26 de octubre de 2010

COLABORACION

Siento hoy el deseo de transcribir este ARTÍCULO DE OPINION de mi gran amigo Fernando, al que admiro por su inquebrantable convicción religiosa, de la que se enorgullece y le satisface intentar compartir conmigo, y sobre todo por saber soportar mi contradicción en algunos de los temas que intentamos dialogar y que casi nunca terminamos coincidiendo.

Sobre este tema de “El día de…”, ya le haré llegar mi opinión, pero me gustaría saber la de mis lectores, pues hasta ahora no me hace caso, como debería ser: Abrir su propio blog, como es obvio, no debe privarnos de sus pensamientos que a muchos nos beneficiarían.

EL DÍA DE...

En este mundo nuestro tan bien comunicado, en el que cualquier desplazamiento se realiza en tiempo record y cualquier noticia llega hasta nosotros en segundos después de gestarse, gracias a la perfección y alto grado tecnológico que los transportes y los medios de comunicación social han adquirido y más aún siguen adquiriendo día tras día; en este mundo, digo, se suceden semana a semana, mes a mes, año tras año una serie de celebraciones y conmemoraciones que nos recuerdan acontecimientos que no deberíamos olvidar y que nos deberían incentivar a solucionar situaciones, que no son todo lo sociales y humanitarias que debieran, para que la convivencia alcance cotas de bienestar y bonanza dignas del progreso que la humanidad ha alcanzado con tantos y tantos avances tecnológicos, sociales, políticos, económicos y humanos como en estas últimas décadas hemos experimentado.

El mes que estamos terminando, Octubre, que yo recuerde y haya podido saber, ha traído a nuestra consideración cuatro días, cuatro fechas, que han podido pasar más o menos desapercibidas para cada sector social de la población al que se han dirigido.

El 12 de Octubre, en el que conmemoramos el “Día de la Hispanidad” con todos los actos y celebraciones políticas, militares y religiosas que en los distintos pueblos y ciudades de España e Hispanoamérica se realizaron para resaltar ese día, destacando el desfile de nuestras Fuerzas Armadas y las ausencias significativas en el mismo, las celebraciones en los Acuartelamientos de la Guardia Civil, las Fiestas Patronales de Aragón y de muchos otros pueblos de la geografía española….

El 16 de Octubre, que se nos presentó como el “Día Mundial de la Alimentación” y que tan poco eco y trascendencia ha tenido entre nosotros y en los grandes medios de masas, quizás porque el problema, que se denuncia o se quiere traer a nuestra consideración, a muchos de nosotros ni nos incumbe ni nos afecta de lleno; pero ahí está sangrante y vergonzante; y su finalidad no es otra que concienciar sobre el problema alimentario mundial y fortalecer la solidaridad en la lucha contra el hambre, la desnutrición y la pobreza. Los avances que se habían conseguido hasta el momento han sufrido un fuerte retroceso en 2010, ya que el número de personas que vive bajo condiciones de extrema pobreza ha aumentado en 64 millones, alcanzando ya los 1.400 millones de personas. Y de continuar con esta tendencia, el primero de los “Objetivos del Milenio: Reducir la pobreza extrema y el hambre a la mitad para 2015”, no se cumplirá; y de este objetivo dependen en gran medida los otros siete restantes. (Datos tomados de “Lápices para la Paz”). Y como “Obras son amores, y no buenas razones”, hechos y resoluciones efectivas es lo que el mundo necesita para ser más humano y solidario, menos ambicioso y egoísta.

El 17 de Octubre, una fecha después, se celebró el “Día Internacional de la Erradicación de la Pobreza”. ¿Cuántas personas nos enteramos de tal celebración? ¿Qué difusión y eco tuvo en prensa, radio y cadenas de televisión? Por lo que he podido leer, a nivel eclesiástico, nuestro Sr. Obispo, D. Ramón del Hoyo, sacó a la luz una Carta Pastoral, en la revista diocesana “Iglesia en Jaén”, aludiendo al tema y de la que entresaco algún párrafo interesante. Dice D. Ramón: “Noble aspiración (la de erradicar la pobreza) de los Gobiernos más poderosos de la Tierra, en un Mundo de hambre en que el 80% son pobres.” (…) “Los grandes poderes económicos impiden políticas destinadas a repartir los bienes que son de todos, a pesar de que los avances tecnológicos actuales permitirían que fueran suficientes para erradicar el hambre y la pobreza a nivel mundial” (…) Y concluye su Carta diciendo: “No podemos quedarnos de brazos cruzados. El Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia nos hablan de que sólo encontraremos respuestas humanas, cuando se ordene la economía al servicio de la dignidad de toda persona contra el empobrecimiento y teniendo presentes como a los primeros a los pobres y familias necesitadas”
El último de los días reseñables de este mes de Octubre ha sido el 24, “Día Mundial de la Misiones- DOMUND- o de la Propagación de la Fe”. ¡Qué recuerdos tan entrañables de mi infancia, con niños de todos los Colegios, en sana competencia, haciendo cuestaciones por las calles y domicilios de la ciudad; con esas huchas de cerámica o porcelana multicolores, cabezas de negritos, de indios, de chinitos…! Hoy somos más cómodos, nos da más vergüenza, nos agobia lo sencillo y espontáneo, nos atemoriza hacer el ridículo…No sé qué nos pasa; pero también he de reconocer que muchas personas son bastante más espléndidas, cuando de ayudar a causas nobles se trata. Y ésta la de ayudar a las Misiones es una de ellas.

Podemos estar plenamente seguros y totalmente convencidos de que el dinero que se dona para las causas y empresas de la Iglesia llega íntegro a su destino, como reiteradamente se ha comprobado por personas ajenas a la Iglesia y tras las comprobaciones realizadas por las inspecciones civiles.

El lema de este año ha sido: “Queremos ver a Jesús”, para interpelarnos si realmente queremos ver a Jesús y para recordarnos que tal vez nosotros, los hombres y mujeres de hoy, satisfechos de todo, no lo deseamos tanto, pues Jesús cambiaría nuestros esquemas si realmente le dejamos entrar en nuestras vidas. ¡Cuántas prioridades hay antes que la de conocer a Jesús; lo último, y si acaso, es conocerlo a ÉL!

Por eso el día del Domund no es sólo una fecha anual, en que recordamos y ayudamos a las Misiones y a sus Misioneros de más allá de nuestras fronteras y de los países de otros continentes, sino también es el día de las Misiones en nuestro país, en nuestros pueblos y ciudades, en nuestro entorno más inmediato para hacer realidad el mensaje del Lema de cada año.

Y en lo referente a la colaboración económica que se nos pide y a las cuestaciones que se realizan sólo señalar brevemente que con tales recursos económicos se procura ayudar a muchos de los 840 millones de personas desnutridas que hay en el mundo; a muchos de los 1.200 millones que viven con menos de un dólar diario; a muchos de los más de 113 millones de niños de países en vías de desarrollo que carecen de una enseñanza básica; a muchas de las mujeres que forman el sector más pobre entre los pobres y representan el 70% de los que están en absoluta pobreza; a muchos, en fin, de los 91 niños de cada 1.000 que mueren antes de cumplir los cinco años; y para más aún, para construir hospitales, dispensarios, escuelas, viviendas, pozos de agua potable, cultivos….que los Misioneros seglares y religiosos intentan hacer sin esperar nada a cambio: simple y llanamente por AMOR y como consecuencia de que ellos y ellas SÍ han encontrado a JESÚS y lo han dejado formar parte de sus vidas.

Cada mes, cada semana nos traen algún “día de…”. Quizás ya sean demasiados y no podamos centrar nuestra atención y nuestro esfuerzo en tantos; pero ahí están como reclamo y advertencia para que seamos conscientes de que en este nuestro mundo hay todavía mucho que corregir y mucho que cambiar.

Fernando Gámez de la Blanca.
-26-Octubre-2010-

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