viernes, 14 de octubre de 2011

CONSECUENCIA


¡Por fin encuentro la felicidad, ahora es cuando realmente soy dichoso, he conseguido el verdadero amor! -Decía un hombre de mediana edad, tímido, introvertido, y con buena presencia física-

Mariano, ha sido un hombre alegre en su niñez; complicada fue su juventud y tormentosa su época de madurez en la que se encuentra ahora, hombre preocupado por su vida sentimental, ya que la económica la tiene resuelta dada su alta posición social en el ejercicio de su profesión de médico de familia, alternando con su afición de psicólogo.

Tiene en su consulta una buena clientela, gran cantidad de amistades, y en el terreno sentimental: tres o cuatro novias –aunque formales, solo la última- con todas las chicas se sintió a gusto, confortado y muy satisfecho, pero ninguna de estas chicas fueron las que él buscaba; En primer lugar porque, dado su atractivo, fueron ellas las que le encontraron.

Elena, la última prometida –que él buscó y encontró- le ha dado todo aquello que Mariano deseaba y esperaba de una chica, es bondadosa, atenta, servicial, muy cariñosa, sexualmente atrayente y satisfactoria en la cama; Están decididos a contraer matrimonio para sellar y contratar su unión ante Dios y los hombres, pero…

Mariano, además de todo esto, además de cuanto consiguió en su vida, es en el día de hoy -como dije al principio- cuando ha conectado con la persona que le proporciona el amor que siempre ha deseado, es ahora cuando realmente es feliz, es ahora cuando inequívocamente ha encontrado esa ansiada felicidad, es ahora cuando desprecia toda su vida pasada y se da cuenta de cuánto ha conseguido -por su decisión- en tan solo un momento, Mariano obtiene por fin la dicha plena y nada ni nadie le va a apartar de esta vida que emprende con todas sus consecuencias.

Solo le entristece un poco el hecho de que la Iglesia, sus amigos y sobre todo sus familiares, no vean ni acepten este amor que le embarga y le cubre plenamente, por ser la consecuencia de haber salido del “armario”

Alfredo también dice ser plenamente feliz.

2 comentarios:

Perikiyo dijo...

Igual que el miedo, el amor es libre. No hay quien lo domine.

Saludos.

Uvejota dijo...

Así es, amigo Pedro. No se podrá dominar, pero si controlar; creo que la voluntad es superior a la emotividad.
Habría mucho que decir sobre ciertas "emociones" y/o "inclinaciones" Existen unas normas y unas leyes.
Un abrazo.