"HOY me propongo que sea el COMIENZO de todo, porque AYER no lo conseguí. Lo peor del caso es que MAÑANA también pretenderé que sea el COMIENZO de todo, ignorando que HOY es el AYER de MAÑANA"
Cada día proliferan más y más, cada día son más y más el número de oyentes-televidentes, cada día se aceptan más y más, y sobre todo cada día se “critica” más y más estos tipos de programas.
A los que nos gusta leer opiniones de los demás, a los adictos a los blog’s, (así como a sus comentarios), observamos mayor número de articulistas que “critican” estos tan justiciablemente “criticables” putos programas basura, y a sus impresentables protagonistas.
Es tal el asco, repugnancia y aversión que producen, que no vemos la forma de acabar con esta lacra socialmente aceptada y desgraciadamente tan bien valorada.
Si nos paramos a pensar un poco, podemos observar que todos cuantos opinamos y/o escribimos sobre el tema, somos tan “culpables” como a los que criticamos, por la sencilla razón de que los presenciamos.
A esto se levantarán voces de protesta para decir que si no lo vemos, si no conocemos el tema, ¿Cómo vamos a opinar-criticar?, si no participamos en este sucio juego ¿Cómo podemos acabar con ello?, ¿Cómo podemos advertir al mundo de los perjuicios y desatinos que provocan tales asquerosos programas basura, y los vómitos morales que nos provocan sus protagonistas.
Podemos decir también, entre paréntesis, que: ese sector al que criticamos, al leernos pensaran: “Lo que hace la envidia”, “Seguro que nos ven por el morbo que les produce”, “Nos critican porque su vanidad literaria les produce cierto placer”.
Ante todo esto, pienso como lo hago cuando opino sobre el terrorismo en España (gracias a Dios parece va disminuyendo), aparte del motivo político que les impulsa, es el “afán de protagonismo” y las consecuencias mediáticas que provoca lo que hace que se hable, comente y lamente dicho acto. Si un atentado no produjera tanto justificadísimo alboroto, tanto comentario, tanta repulsa, tantos actos, públicamente hablando, si pasase realmente inadvertido, poco o ningún estimulo tendría volver a repetirlo y consecuentemente quien lo comete no alcanzaría la popularidad que necesita para mantenerse y desistiría de su intento.
Pues lo mismo ocurre con estos asquerosos programas. Dejemos de comentarlos, dejemos de opinar y criticar, dejemos de escribir sobre ellos, y sobre todo: ¡¡Dejemos de verlos!! A Dios gracias, aunque pocos, aún quedan programas y cadenas dignas de nuestra atención, nuestro ocio y sobre todo de nuestra cultura.
Termino pidiendo disculpas a todos los que se esfuerzan por conseguir eliminar esta lacra social que nos invade. Así como por haber escrito también yo mismo sobre este repugnante asunto.
Y pido a la divina providencia, que estos individuos-as tengan la oportunidad de ganarse la vida honrada y honestamente, sin tener que recurrir a la facilidad que le brinda esta sociedad cada vez más corrompida y autodestruida.
Caso verídico este que voy a contar, primero porque no me gusta mentir, y segundo porque fui testigo del hecho.
Reconozco que a veces invento hechos, dichos e incluso actos, y lo que es peor: Protagonizo acontecimientos que jamás he vivido. A veces por el contrario, creo protagonistas a otras personas de acontecimiento que he vivido en primera persona, solo por prudencia, timidez o temores infundados.
Tras este preámbulo-confesión, paso a relatar lo acontecido en la Playa de Vera (Almería) el día 9 de Julio de 2010, con un calor propio del verano mediterráneo, con la playa llena de bañistas, cuya mayoría solo tomaban el sol, o paseaban como hacía yo, pues el mar estaba algo revuelto y en los puestos de vigilancia ondeaba la bandera amarilla –el día anterior era de color rojo, y cuando tuve que volverme a mi Úbeda natal (como ocurre siempre) estaba esplendorosamente verde-, jejeje….
Yo caminaba hacia el Este, cuando de improviso me cruzo con un fornido joven de unos veintitantos años, corriendo playa adelante asiendo un salvavidas y con el pelo muy largo y ondulado que con movimiento acompasado con cada zancada del chaval y ondeando como la bandera amarilla que se divisaba en lo alto de la torre de vigilancia que este entregado contratado -con poco sueldo quizá- había dejado tan precipitadamente para acudir auna llamada de atención a su responsable tarea de salvamento.
Se trataba de un hombre que se debatía entre la vida y la muerte envuelto en las olas que provocaba la marea de aquel día.
Era emocionante ver esa escena, a mí se me pusieron de punta los pocos pelos que me quedan, la gente se apartaba al paso de este hombre, miraban y buscaban en la lejanía aquello que provocaba esta precipitación y carrera contra el tiempo, todos pudimos ver una cabeza humana en medio del mar.
Yo evidentemente, cambié mi dirección y lo hacía entonces hacia el Oeste, me fui percatando de toda la escena, apresuraba cada vez mas mi paso tratando de llegar lo más pronto posible al lugar de los hechos. Algo me llamó la atención de este joven salvavidas –estaba hablando con alguien con su walky-talky - y no era otra cosa que pedir ayuda a un compañero, el caso debía ser más grave de lo previsto, o el presunto naufrago se encontraba muy alejado de la orilla, tratando de salir de aquella terrible situación.
Cuando ya tenía este joven asido por las axilas al hombre de unos…. calculo yo, setenta años, se lanzaba al agua otro nuevo joven vigilante de la playa, que sorteando las olas con demostrada pericia, se dirigía al salvamento humano exigido en su profesión.
Mientras todo esto sucedía, yo emocionadamente seguía avanzando en la dirección del motivo que me estaba preocupando por el éxito o fracaso de la misión.
Llegue al lugar de los hechos, cuando los tres individuos se aproximaban a la orilla, dos de ellos abnegados y entregados altruistamente a un tercero que se dejaba portar con….. observaba yo, con cierto aire de “indiferencia”.
Llegados a la orilla, este señor con el bañador más abajo de su posición normal, puso pies en tierra y subiéndose la prenda de vestir hasta dejar oculta la piel más clara que el resto del cuerpo, miraba a los que allí estaban y a quien como yo llegamos, (más que por curiosidad, para alabar y aplaudir a aquellos dos intrépidos jóvenes que se lo merecían todo).
Pues no, no fue así, nadie dijo nada, no se aplaudió, no se vitoreó, no se ensalzó la labor totalmente meritoria y altruista de esta pareja de jóvenes entregados a tan humanitaria misión. Nadie dijo nada, ni siquiera yo que ardía en deseos de aplaudir y lanzar un “viva” por esto chicos.
El motivo no fue otro que la actitud del “salvado”, este hombre parecía como molesto por haber sido rescatado de una muerte segura, este hombre no presentaba ni el mas mínimo gesto de agradecimiento, o se creía poseedor de este derecho a ser salvado o creía que no era tan grave su hazaña de meterse, con su edad, con la advertencia de la bandera y con el movimiento del mar, hasta donde le viniera en ganas.
Me puse tan cerca de él que pude oír alguna de las frases que dijo:
Me baño todos los días,soy un buen nadador, me parece que lo que ha pasado es que había una “corriente” de la que me costaba algo de trabajo salir, pero lo hubiera conseguido, no ha pasado nada.....
…… al punto llegó su esposa – yo creí que se iba a dirigir a los salvavidas totalmente agradecida por el salvamento de su querido esposo. Pues no, tampoco fue así, esta señora se limitó a darle la razón al “individuo” de su marido, decía:Es verdad, mi marido está muy ágil y otras veces ha hecho mayores proezas, se ve que allí hay una “corriente” que no le dejaba venir a la orilla, pero lo hubiera hecho de todas formas.
La gente se quedaba impasible, solo observando, y yo no acababa de creerme todo aquello, solo me preocupaban los chavales que habían arriesgado su vida por un ser que no pronunció UNA SOLA PALABRA DE AGRADECIMIENTO,……. ¿tan difícil es decir GRACIAS?.... una sonrisa al menos ¿no?
Los chavales se miraban, uno al otro y a la gente y no comprendían nada, ¡yo tampoco!
El primero al segundo le dijo: ¡¡GRACIAS AMIGO por acudir a mi llamada!!
El segundo le dijo al primero: ¡¡NO HAY DE QUE, AMIGO, para eso estamos!!
Ambos se marcharon en direcciones opuestas prestos a sus respectivos puestos de vigilancia y yo también me marché decidido a escribir en mi blog este vergonzoso episodio vivido y con la vergüenza de no haber tenido el coraje suficiente de haber amonestado a estos DESAGRADECIDOS bañistas y de no haber ABRAZADO a estos HEROES tan vilmente menospreciados.
Virginidad, ¡¡qué gran concepto: tan bello, tan puro, tan sublime, tan preciado, tan exigido, pero…. tan escaso!!
¿Cuántos, cuantas o qué cosas se mantienen hoy día “vírgenes”? Quizá el aceite de oliva, ¡¡vamos digo yo!!, jejeje….
En este articulo, nos vamos a referir a la virginidad de la mujer -En el hombre podemos hablar mas bien de "castidad"-
Entiendo que la virginidad en ambos sexos, se pierde con la primera experiencia sexual, sea penetración o masturbación.
Mientras que en el hombre, esta pérdida es más psicológica, moral, emocional y/o experimental, en la mujer además de todo eso, es física porque se pierde, rompe, taladra o desplaza una pequeña membrana que protege su vagina, llamada: "himen".
Pero en los tiempos que corremos, esta actitud ética o religiosa, ha perdido bastante del valor que tuvo en tiempos pasados, hoy día apenas se da importancia a esta condición del ser humano, principalmente por la permisividad y la cada vez más temprana la edad de nuestras primeras relaciones sexuales.
Sin embargo aun existen culturas gitanas, judias y musulmanas, entre otras , dentro de cuyas etnias, razas y/o religiones, se obliga a las mujeres a mantener una autentica y verdadera castidad, orientada a ofrecer al esposo la oportunidad de ser quien le haga perder su virginidad, aunque no siempre compartida, ya el varón puede haberla perdido con anterioridad, ademas de no serle exigida.
Hoy en día, estimados lectores, todo esto está solucionado y… ¡tenían que se los japoneses! quienes brindaran la oportunidad a estas mujeres que por imprudencia, precipitación, curiosidad, vicio o AMOR, perdieron su virginidad antes de lo permitido. Estos fabricantes japoneses comercializan a través de internet el “Himen artificial” -Un artilugio para introducirlo en la vagina, el cual se rompe con la penetración, consiguiendo simular que es la “primera vez” y para darle más realismo, una vez perforado, este aparatillo expele una pequeña cantidad de liquido rojo-
De modo que gracias a los inteligentes descubridores japoneses, estas féminas sean de razas severas y exigentes u otras damas pertenecientes a sociedades más liberales, puedan tener una segunda, tercera o cuarta “virginidad”. Estos orientales líderes de la invención, se están forrando gracias a las astutas y valientes ¿doncellas? que deciden engañar a sus familias y/o parejas. ¡¡ Incautos, satisfechos y orgullos ellos !! jejeje…
Antes de este “invento” las decididas o desesperadas mujeres, lograban solucionar su “no virginidad” con la reconstrucción del himen o "himenoplastia "-una operación de 15 minutos aproximadamente que se practicaba con anestesia local-
Hoy día no hace falta pasar por el quirófano, ni siquiera por la farmacia o por el hipermercado, solo es necesario hacer el pedido por internet. Por unos 25 euros se puede conseguir un “himen artificial” y recibirlo directamente en el propio domicilio. Este artilugio, se envía debidamente empaquetado, con sus correspondientes instrucciones de uso, además después de la relación sexual, este engañoso objeto, se autodestruye dentro de la vagina –solo es necesario levarse bien dicha parte- y además no tiene contraindicaciones, ¿Qué más se puede pedir?
Resumiendo y a modo de consejo a los inocentes, recomendamos hacer una inspección ocular o táctil en la cavidad femenina, o para más eficacia, conseguir un análisis sanguíneo de esa pequeña mancha roja en las sabanas o en el apéndice protagonista del desgarro.
Aunque para ser prácticos, y coherentes, lo mejor es olvidarse del asunto y aceptar que difícilmente en estos tiempos vamos a encontrar una “virgen”, y menos aún que sea para nosotros. ¡¡Despertar incautos!!